Realizar mediciones precisas de resistividad térmica permite optimizar el diseño de ductos y cables subterráneos, garantizando que el calor generado se disipe eficientemente. Esto no solo previene daños a los cables y su aislamiento, sino que también evita interrupciones en el suministro eléctrico y posibles accidentes laborales. La evaluación de estas propiedades es esencial para la planificación y ejecución segura de proyectos de infraestructura.

Los parámetros térmicos del subsuelo, como el tipo de suelo, el contenido hídrico y la densidad aparente, son determinantes en la transferencia de calor. El tipo de suelo afecta la conductividad térmica debido a la composición mineral y la estructura granular. El contenido hídrico influye en el flujo de calor, ya que la humedad puede aumentar o disminuir la capacidad del suelo para conducir calor. La densidad aparente, al reducir el espacio entre partículas, mejora el contacto y la transferencia térmica, siendo crucial para el diseño de infraestructuras seguras y eficientes.